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   El antiguo primer edil de Azkaine y consejero general del cantón de Uztaritze falleció el 23 de noviembre de 2020 a los 90 años, tan solo unos días después de haber enterrado a su mujer Martta, otra persona muy conocida de la localidad labortana, ubicada al pie del monte Larrun.

    El empresario fue alcalde de Azkaine durante un cuarto de siglo y responsable del diseño de un cuidado urbanismo que en la actualidad sigue llamando la atención. Entre los proyectos que vieron la luz durante su mandato, los vecinos de Azkaine destacan sobre todo la construcción de una residencia de ancianos, de un polideportivo y una piscina a comienzos de los años ochenta. Fomentar el turismo sin perder la identidad vasca de su pueblo fue otro de los retos que se planteó Luberriaga. Impulsó los hermanamientos con Lesaka (Nafarroa) y Bollendorf en Alemania y mantenía amistad con el ex primer ministro y emblemático alcalde de Burdeos Jacques Chaban Delmas, que veraneaba en Azkaine dónde fue enterrado en el año 2000.

   Andde Luberriaga, que se consideraba ante todo euskaltzale y abertzale, siempre fue muy cercano a EAJ-PNV y al ex presidente Valéry Giscard d’Estaing. Sin embargo, prefería, según sus palabras, “ser libre como un pájaro”, por lo que nunca llegó a afiliarse a ninguna de estas dos formaciones. Durante años, Luberriaga mantuvo estrechas relaciones con los lehendakaris Carlos Garaikoetxea y Jose Antonio Ardanza y para numerosos vascos del sur fue uno de los interlocutores destacados en Iparralde.

   En un territorio en el que las autoridades no siempre dieron la bienvenida a los exiliados por la guerra civil y el franquismo, Luberriaga siempre defendió que quienes cruzaban la muga no eran“rojos separatistas”. “Desde nuestra infancia nosotros siempre hemos rezado mucho, y los de Hegoalde todavía más que nosotros. Eran buenas personas” destacaba el labortano que convivió y mantuvo amistad con las familias Onaindia, Laskibar, Urbieta y Barriola, que huyeron de la represión y encontraron en el sur de Lapurdi un lugar para seguir adelante con sus vidas.    

   Además de político, Andde Luberriaga presidió el colectivo Euskaltzaleen Biltzarra, e impulsó Fededunak para promover la enseñanza de la catequesis en euskara e impulsar la presencia de la lengua vasca en las celebraciones eucarísticas. Tres años después de la creación de Seaska y de la primera ikastola en Iparralde, en 1972, no dudó en ceder una de sus propiedades para crear una escuela íntegramente en lengua vasca en la plaza de Azkaine, la misma escuela en la que matriculó a sus hijas. Luberriaga, que promovía y dominaba como pocos el euskara del sur de Lapurdi, fue una de los primeras personalidades en señalar la importancia del batua.

   Asimismo, fue uno de los primeros en reivindicar la creación de un departamento vasco en Iparralde y en dedicar partidas presupuestarias al fomento de la cultura vasca. Durante años Luberriaga, que no dejaba indiferente a nadie, recibió numerosos críticas por parte de sectores conservadores franceses y de la izquierda abertzale, dado que a unos les parecía que era demasiado vasco mientras que los otros consideraban que no lo era lo suficiente. A todos solía contestar con rotundidad, y fue precisamente su fuerte carácter y algunas de sus actuaciones lo que provocó su derrota en las elecciones municipales de 2001. A pesar de encabezar la candidatura, casi todos sus colaboradores fueron elegidos menos él. La legislación francesa permitía entonces a los vecinos de Azkaine tachar el nombre de algunos candidatos y Luberriaga recibió menos votos que el último concejal de la oposición.

   A pesar de esta sorpresa, rodeada de fuertes polémicas y crispación, y de su repentino abandono de la vida política, cabe destacar las aportaciones de Luberriaga, un auténtico pionero que supo unir el desarrollo y el bienestar de sus vecinos con una visión global para Euskal Herria y Europa.

 

 

 

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