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   El nombramiento de François Bayrou como Ministro de Justicia, que no deja indeferente a nadie en Francia y en Euskadi, podría tener consecuencias directas en el camino hacia la paz. Preguntado sobre la posibilidad de un cambio en la política penitenciaria en Francia tras el desarme de ETA, Bayrou explicó en su primera visita oficial a Pau hace unos días que sigue muy de cerca el tema vasco y que hará todo lo posible para apaciguar el ambiente y evitar malentendidos. En todo caso, advirtió de que "todavía es demasiado pronto" para dar más detalles sobre su actuación respecto a este tema dentro del ejecutivo de Emmanuel Macron.

   El líder de los centristas, que sufrió en el pasado las amenazas de ETA, ha sido durante décadas testigo de numerosas operaciones antiterroristas llevadas a cabo en el departamento vasco-bearnés de Pirineos Atlánticos, y donde hace unas semanas fueron localizadas y entregadas las armas de la banda. En 2011, subrayó la importancia de la Conferencia de Aiete que supuso días después el abandono de la lucha armada por parte de ETA.

   François Bayrou conoce perfectamente el País Vasco, ya que durante años presidió el gobierno regional del territorio que engloba Iparralde y la vecina región del Béarn. Los euskaltzales no olvidan que durante su presidencia se permitió el uso del euskara en las señales de tráfico de las carreteras departamentales que atraviesan Lapurdi, Nafarroa Beherea y Zuberoa. Pocos años después, cuando era Ministro de Educación, legalizó las ikastolas de Seaska. Gracias al acuerdo firmado en 1994, París paga a los profesores de las ikastolas y de todos los centros educativos que enseñan en bretón u occitano, la lengua materna de François Bayrou.

   Sin embargo, los sectores pro-departamento vasco tampoco olvidan que el centrista siempre se opuso a la institucionalización de Iparralde, y que sus contactos más cercanos han sido algunos de los principales detractores de la Mancomunidad Vasca de Iparralde, entre ellos el presidente del departamento, Jean Jacques Lasserre, o el alcalde de Biarritz, Michel Veunac, que en repetidas ocasiones se opusieron a la creación de la primera entidad política deseada por un 70% de los cargos electos vascos. Bayrou mantiene, aun así, buenas relaciones con el PNV, partido con el que colabora de forma estrecha en el Parlamento Europeo, y nunca ha dudado en enviar mensajes de apoyo a los candidatos jeltzales, por ejemplo, en los actos de cierre de las campañas electorales para las autonómicas.

   La trayectoria Después de que Macron exigiera a sus ministros una dedicación completa en su nueva tarea, en los proximos días Bayrou abandonará la alcaldía de Pau, a la que accedió hace tres años cuando no ocupaba ya ningún cargo relevante y estaba al frente de un partido a punto de desaparecer con tan solo dos diputados. El que fuera ministro en gobiernos conservadores, eurodiputado y tercer político de Francia perdió su escaño de diputado en 2012. Bayrou nunca se quiso integrar en las filas de la gran coalición de centro derecha UMP, y su independencia le supuso estar apartado del poder durante largos años. En febrero, anunció que descartaba participar por cuarta vez consecutiva en la carrera hacia el Elíseo y propuso una alianza al candidato Macron, que en pocos días subió varios puntos en las intenciones de voto y fue finalmente el candidato más votado en la primera vuelta de las presidenciales, en los primeros comicios en los que se presentaba.

   Muchos observadores no dudan en calificar la vuelta de Bayrou a la primera fila de la política francesa, impensable hace pocos meses, de auténtico "milagro". Entre los amigos de este católico practicante, que de hecho acude a menudo a Lourdes, el senador centrista y presidente de Pirineos Atlánticos Jean Jacques Lasserre considera que se trata de "un premio a una vida entera basada en valores y convicciones", mientras que desde el PNV Andoni Ortuzar muestra su satisfacción y alegría al pensar que supondrá un fortalecimiento del Partido Democrata Europeo, al que pertenecen los jeltzales y el Modem de Bayrou. Según el burukide jeltzale, la presencia de Bayrou en el gobierno galo confirma "la decidida orientación proeuropea que Macron pretende dar a su presidencia". La europarlamentaria jeltzale Izaskun Bilbao, que durante años ha llevado a cabo una colaboración fructífera con los centristas Bayrou, Marielle de Sarnez y Sylvie Goulard, espera ahora que su nombramiento en el gobierno permita estrechar relaciones y entendimiento entre París y el País Vasco.

   Desde EH Bai, en cambio, Peio Etxeberri Aintxart se muestra fascinado y a la vez disgustado por la victoria del centrista, que ha conseguido colocarse de nuevo en un ejecutivo sin acudir a las urnas bajo las siglas de un partido que estaba a punto de desaparecer.

   Se da la circunstancia de que Bayrou, que ha sido encargado de presentar en los próximos días una nueva ley sobre la regeneración de la vida política, ha sido imputado esta semana por un posible caso de difamación pública contra un colectivo cultural de Pau. El ministro califica la noticia de "auténtico chiste" aunque, al mismo tiempo, se congratula de que la justicia sea la misma para todos, incluso para el máximo dirigente político de la Justicia. Asegura que en este juicio, que se celebrará en 2019, no tendrá dificultades para explicar a los jueces que dicho organismo cultural pretendía llevarse dinero público para ofrecer supuestamente actividades culturales a los niños.

   Al entrar en el primer Gobierno de Macron, Bayrou ha conseguido resucitar pero también podría ser una de las primeras víctimas si, tras las legislativas de junio, el presidente necesita a la derecha para gobernar. Los conservadores no perdonan al bearnés haber apoyado a Hollande en el 2012 enviando al infierno a muchos pesos pesados, entre ellos Nicolás Sarkozy.

 

Au revoir, François Bayrou

Acusado de crear empleos ficticios, el centrista galo abandona el gobierno de Macron para preparar su defensa

 

(Publicado 25/6/2017)

   Acusado de crear empleos ficticios, abandona el gobierno de Macron para preparar su defensa

   EL nombramiento del nuevo Gobierno francés tras las elecciones legislativas del domingo, que en principio tenía que ser un mero trámite técnico, se ha convertido esta semana en una profunda recomposición del Ejecutivo debido a la dimisión de cuatro ministros que están siendo investigados por posibles conductas irregulares, entre ellos François Bayrou. El centrista fue durante años el tercer político más poderoso de Francia. Tras haber sido ministro en gobiernos conservadores hace dos décadas, en la segunda vuelta de 2012 apoyó al candidato socialista François Hollande provocando el enfado entre las filas de Nicolas Sarkozy.

   Durante las primarias de la derecha apoyó al alcalde de Burdeos Alain Juppé y finalmente, tras su eliminación, decidió no participar en la carrera hacia el Elíseo por cuarta vez consecutiva, plasmando en su lugar una provechosa alianza con Emmanuel Macron. En pocos días, Macron subió seis puntos en los sondeos, lo que le facilitó ganar las presidenciales.

   Sin embargo, su caída ha sido precipitada. Nombrado ministro de Justicia a mediados de mayo, Bayrou ocupó finalmente el puesto durante tan solo 34 días. En un tiempo récord, el principal aliado de Macron se ha convertido en uno de los mayores problemas del nuevo presidente de la República. Numerosos observadores subrayan que, desde la victoria de Macron, Bayrou actúa como si fuera un segundo primer ministro. Por ejemplo, el centrista provocó un auténtico escándalo al enterarse de que el movimiento de Macron había reservado a su partido, el MoDem, solo cincuenta de las 577 circunscripciones para las legislativas. Finalmente fueron más de cien.

   Bayrou tampoco dudó en criticar públicamente las actuaciones de destacados miembros del ejecutivo o en llamar a Radio France para quejarse de una investigación sobre las actividades de su partido. "Siempre he defendido la libertad de la prensa, pero al mismo tiempo también tiene que existir libertad para criticar a la prensa" se defiende.

   A principios de junio, la prensa gala informó de que el MoDem usó como empleados del partido a asesores de sus representantes en el Parlamento Europeo. Tras la apertura de una investigación preliminar, las centristas Sylvie Goulard y Marielle de Sarnez, cercanas a Bayrou, abandonaron el Gobierno. Esta semana, el propio Bayrou explicó que no ha dimitido sino que ha decidido no participar en el nuevo Ejecutivo para no perjudicar a Macron. Según Bayrou, es la única forma de defenderse sin ser acusado de presionar a los magistrados.

   Tras comparar con la inquisición las críticas que está recibiendo, la persona encargada de llevar al Parlamento la nueva ley de regeneración política siente que ha llegado el momento de apartarse de la primera línea política. El argumento en el que basa su defensa es que, tras varias debacles electorales en Francia, su partido decidió reducir su plantilla. Posteriormente, los diputados europeos del MoDem que necesitaban asesores contrataron a algunas de estas personas que se iban a quedar sin trabajo. "No hay nada ilegal ni inmoral", zanja el líder de la formación y antiguo ministro de Justicia.

   Según Bayrou, también carece de fundamento la idea de que Macron le echa del gobierno al no necesitar ahora a sus 42 diputados para tener mayoría absoluta en la Asamblea Nacional. El movimiento del presidente cuenta con una cómoda mayoría propia, con más de 300 de los 577 escaños.

   El socialista Medhi Ouraoui critica que las dimisiones lleguen tras las legislativas. También se muestra molesto por el silencio ante lo ocurrido por parte de la nueva diputada por la comarca de Baiona, Florence Lasserre David, cercana a Bayrou. Su padre, el senador centrista y actual presidente de Pirineos Atlánticos Jean Jacques Lasserre, subraya que Bayrou continua teniendo "una línea muy clara". Y señala que la justicia tendrá la última palabra sobre unas acusaciones que, a su juicio, no tienen nada que ver con otros escándalos recientes, como el caso Fillon.

   Amigo de los vascos Bayrou conoce perfectamente el País Vasco, por sus estrechas relaciones con el PNV, y porque durante años fue el "lehendakari de los vascos de Iparralde", al presidir el Consejo General del departamento de Pirineos Atlánticos. El centrista legalizó las ikastolas de Iparralde cuando fue ministro de Educación, lo que hace posible desde 1994 que París pague el sueldo a los profesores de las escuelas de Seaska, las únicas en impartir enseñanza íntegramente en euskera.

   El líder centrista estuvo amenazado por ETA y siguió de cerca la Conferencia de Aiete. Preguntado sobre la posibilidad de un cambio en la política penitenciaria en Francia tras al desarme, hace unos días aseguró que continuaba siguiendo de cerca el tema vasco y añadió que haría todo lo posible para consolidar la paz.

   Pese a su salida del Gobierno, continuará dando consejos al Ejecutivo de Macron, en el que se mantienen dos de sus colaboradoras más cercanas: la senadora Jacqueline Gouralt, que supervisó la creación de la Mancomunidad única de Iparralde, y Geneviève Darrieussecq, alcaldesa de Mont-de-Marsan, capital de Las Landas.

   Bayrou presidirá el viernes el pleno municipal de Pau, su ciudad natal a la que dice volver encantado ya que le parece "un lugar mágico". Y advierte de que continuará siendo un dirigente político nacional cuyo único objetivo es dar un nuevo impulso al país. El bearnés, que tardó veinte años en volver al Gobierno, está convencido de que volverá a formar parte del Ejecutivo galo. Sin olvidar que el próximo otoño habrá elecciones al Senado.

    Lagun onekin orenak labur !